Aunque era conocida su existencia puesto que estaba declarado Monumento Histórico-Artístico de carácter nacional desde 2009, el Acueducto de los Arcos sobre la Rambla de las Zorreras de Alcantarilla estaba escondido entre maleza y cañas hasta hace bien poco, aún siendo considerado como uno de los vestigios más tempranos del sistema de regadío histórico de la huerta murciana. El acueducto, de origen árabe, se encuentra entre el Paraje del Agua Salà y el Camino de los Arcos y se trata de una maravilla arquitectónica compuesta de tres cuerpos con distintas pilas y bóvedas que corresponden a la acequia Mayor o Barreras (siglo XII), la acequia Turbedal (siglo XIII) y la acequia Daba, la más reciente. Este conjunto de acueductos son necesarios para salvar la Rambla de las Zorreras y que las aguas de las tres acequias que provienen de la Contraparada puedan llegar a la zona alta de Alcantarilla y desde aquí extender el riego a toda la huerta murciana.